sábado, 31 de julio de 2010

La carretera

Un padre y su hijo se enfrentan al peligro en un paisaje devastado por un cataclismo desconocido.

La popularidad mundial de La carretera (2006), la novela de Cormac McCarthy, se debe tal vez a la universalidad intrínseca de sus arquetipos y la estima general por el género post-apocalíptico en la literatura anglosajona. Esta novela fue galardonada con el Premio Pulitzer de 2007 y se hizo la película de la misma en 2009. Aunque media ciencia ficción, la sencillez elegante de su prosa hace venir a la mente el estilo de iconos literarios como Camus, Atwood, O’Connor, o Conrad. En esta obra McCarthy, autor de numerosas novelas premiadas, pinta un mundo gris, elemental, lleno de frialdad y brutalidad. Sin un trama perceptible, parece una parábola, una larga serie de descripciones de acciones pequeñas y conversaciones filosóficas. ¿Qué es la vida humana en un mundo de muerte? ¿Qué es la supervivencia sin la bondad?


No se menciona la causa de la masiva extinción humana, pero se supone una causa extraterrestre, como un impacto meteorítico, con el resultante clima de invierno perpetuo. No hay sol en el cielo, sino sólo las nubes de cenizas y polvo. Escasean los alimentos. En ausencia de cultivos viables, los animales en la parte superior de la ‘cadena alimenticia’ recurren al canibalismo. La raza humana se dividida en dos grupos - los malos y los buenos. O sea, los que comen la carne humana para sobrevivir, y los que no. El hombre le enseña al niño entre otras cosas cómo suicidarse con su pistola que lleva sólo dos balas, si llegase el momento en el que la supervivencia no fuera una opción. Enseña a su hijo sin la ayuda de su madre, quien no quiso enfrentarse a la cruda realidad del frío mortal y la posibilidad de ser violada y descuartizada. En la película, dice explicitamente su razón: ‘No quiero sólo sobrevivir, ¿no lo entiendes? No quiero.’ La existencia se ha convertido en una búsqueda casi inútil por comestibles y momentos fugaces del calor y de la seguridad. Ambos transitan hacía el sur de las montañas Apalaches a pie con su carrito lleno de provisiones, cautelosos durante el día, escondiéndose de noche. El objectivo de su viaje es el de llegar a la costa del mar, probablemente al Gólfo de México. Debido al frío, se supone que la proximidad del clima al ecuador daría mejores posibilidades de supervivencia a largo plazo.


Para realizar la vision austera de este mundo, designaron al director y guionista australiano-canadense John Hillcoat, quien habia hecho videos musicales (Bush, Muse y Placebo, entre otros) antes de enstablecer su carrera en los largometrajes. Hillcoat es también colaborador asiduo con Nick Cave, quien actuó en la primera película de Hillcoat, Ghosts of the Civil Dead (Australia, 1988), y escribió el guión de la penúltima pelicula de Hillcoat, The Proposition (Australia, 2005). Con la colaboración de Cave y Warren Ellis, produjeron un tono musical aptamente oscuro y desolado. Explicó Hillcoat en el el comentario especial del DVD, ‘Quisimos evitar cualquier referencia a Mad Max.’

Viggo Mortensen
, como el hombre consumido y tenaz, da una actuación meticulosa, igual que la de su joven coprotagonista, Kodi Smit-McPhee. Charlize Theron, en el papel de la mujer, con Robert Duvall y Guy Pearce como el viejo y el veterano, respectivamente, forman el resto del prestigioso reparto. Los lugares de filmación para los rodajes exteriores fueron los bosques del oeste de Pennsylvania en invierno. Depués usaron fotos de Nueva Orleans post-Katrina para las escenas filmadas en las calles de una ciudad sureña estadounidense y para los interiores de las casas destruidas. Muchos del equipo de rodaje eran nativos de Nueva Orleans que habían vivido el desastre del huracán Katrina. Con la colaboración de director de fotografía, Javier Aguirresarobe, pudieron duplicar una vista total de destrucción y melancolía. Los horrores de la carretera se ven intensificados por el adorno cinematográfico. Los efectos visuales con la manipulación de la fotografía real producen los fondos sombríos y llamativos, como cuadros oscurecidos de novela gráfica. Para enfatizar la escala de destrucción, Hillcoat yuxtapone referencias fotográficas de las columnas de humo de las torres del World Trade Center quemándose, sobre una imagen de un bosque en llamas o sobre una ciudad demolida. Para representar la violencia ritual del canibalismo, agarró imagenes de las masacres en Bosnia, y las superpuso encima de las escenas en el bosque nevado para mostrar un sitio de carnicería de los canibales. Pero la película, con su realismo y su ambiente desesperanzador, resulta aún menos traumática que la novela sobre la que se basa. Se omitieron varias secciones, por ejemplo, nunca vemos nada de la imagen famosa en la novela del bebé decapitado y asado en un espetón. Otros pasajes simplemente no encajaban dentro de la estructura cinematográfica. Pero aun así la visión de McCarthy es fielmente conservada y dramaticamente embellecida.

1 comentario:

  1. Muy interesante tu entrada, Anneliese, debo reconocer que al leerte, destaco que eres una escritora informada, y eso siempre se agradece.

    Por otra parte, llama la atención que el arte, en este caso la literatura y el cine, tomen como el eje central de sus creaciones la devastación del mundo.

    Son llamadas de alerta de las que no hacemos caso, no el suficiente o no el adecuado, por lo menos. Esta cinta y el libro, parecen una alegoría de nuestros más humanos y actuales temores.

    Cada cosa que hacemos tiene una repercusión en el universo, y últimamente no hemos sido muy acertivos en relación a la vida en nuestra Tierra.

    En relación a la película, debo decir, a título personal, que sí, cuenta con un reparto genial, Viggo Mortensen y Kodi están grandiosos; sin embargo, todo el tiempo recordaba "The day after tomorrow", "Infectados", "Exterminio", etc.

    La fotografía es bellísima, las locaciones son más que adecuadas (muy bien logradas las adaptaciones de la escenas del desastre de Katrina en Nueva Orleáns, y otras), la película cuenta con grandes actuaciones, pero por desgracia tiene una brutal falta de ritmo, asunto que radica en la dirección y en la edición final (lo que demerita el resto de la obra).

    Por último, es muy importante seguir transmitiendo este mensaje, pues estamos terminando con nuestro mundo.

    Felicidades por tu nueva entrada, ya la esperaba. ¡Un abrazo!

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